Medea, Festival de teatro clásico de Mérida. Agosto 2009.
“¡Blanca vuelve! ¡Eres la más grande! ¡Bravo!…”; que un desconocido te grite emocionado desde la grada de un teatro enorme, éstas o similares frases, resulta conmovedor, sobrecogedor, es casi imposible no verte envuelta en tan venturosa alabanza.
Imagino que a Blanca Portillo debe resultarle complejo explicar qué es lo que puede llegar a sentir una actriz al ser tan aplaudida.
Dicen que el teatro de Mérida, tenía una capacidad en su graderío (cávea) semicircular de 6000 espectadores. Aquella noche del 25 de agosto de 2009 (dentro del festival de teatro) con el cartel de “no hay entradas”, quedó justificado el éxito del evento. No sé precisar exactamente, el número de mujeres y hombres que allí estuvimos, pero si puedo decir que todos, absolutamente todos, estuvimos de acuerdo en una cosa, Medea volvía a revivir, se tele transportaba desde el 413 a. C (año en que fue representada por primera vez) a nuestra siglo y se debía, sin duda alguna, a la magnífica interpretación, al excelente trabajo actoral de un enorme talento, el de Blanca.
En lo cotidiano, en muchas ocasiones, hacer algo bien hecho parece no tener mérito. Defendemos nuestros argumentos justificando la habilidad de “fulanita de tal” como algo innato en ella, como que no le supone esfuerzo, ni dedicación, ni trabajo, ni mucho menos responsabilidad. ¿Es una buena actriz el resultado de una “habilidad innata”, en este caso, para la interpretación?¿es el talento de “fulanita de tal” (porque se sabe que existe en ella), algo que por lo tanto, simplemente, se espera sin más?. Dicen que lo que está bien, (lo bien hecho), parece sencillo, eso pasa con la Portillo, es tan buena actriz, que no parece que le suponga esfuerzo, ni dedicación, ni trabajo, ni responsabilidad.
Cuando un cirujano opera (corta, mueve, recoloca, cose…) aplaudimos el resultado final, no pensamos más allá y quedamos boca abiertos del logró de la cirugía. Blanca Portillo es una prestigiosa “cirujana teatral” que interviene a sus personajes y no solo los opera, los resucita aún estando muertos.